Coaching. Una nueva alternativa para adolescentes.
- OSCAR PORTALES
- 12 sept
- 4 Min. de lectura
La adolescencia nunca ha sido una etapa sencilla, pero en el mundo actual los retos parecen multiplicarse. La presión por destacar en los estudios, la comparación constante en redes sociales, las dudas sobre la identidad personal o la presión del grupo de amigos hacen que muchos jóvenes vivan con una mezcla de entusiasmo y agobio. Es una etapa llena de cambios y preguntas, pero no siempre implica la necesidad de pasar por una terapia psicológica. En muchos casos, lo que los adolescentes buscan no es un diagnóstico, sino un acompañamiento práctico que les ayude a mirar hacia adelante y tomar decisiones. Aquí es donde entra el coaching.

El coaching no pretende sustituir a la psicología, sino ofrecer otra vía. Mientras que la terapia se enfoca en sanar heridas emocionales o resolver problemas de salud mental, el coaching se centra en el presente y en las posibilidades del futuro. Para un adolescente que no está lidiando con una depresión clínica o un trastorno de ansiedad, pero sí con inseguridades, falta de motivación o dudas existenciales, el trabajo con un coach puede ser más cercano, ligero y estimulante.
Los desafíos que viven los adolescentes hoy
Hoy los adolescentes sienten una presión que va más allá de lo académico. El constante bombardeo de imágenes en redes sociales hace que comparen su vida real con la “vida perfecta” que otros muestran en pantalla. Esto afecta su autoestima y genera la sensación de no ser suficiente. A eso se suma el temor a decepcionar a sus padres, la presión por definir un futuro académico o profesional demasiado pronto y las relaciones personales que muchas veces se vuelven fuente de estrés.
En medio de este torbellino, es normal que un joven se sienta perdido. No necesariamente está enfermo, ni necesita medicación, pero sí requiere un espacio donde pueda hablar con confianza, explorar sus talentos y marcar objetivos alcanzables. Esa es justamente la esencia del coaching.
Cómo ayuda el coaching a un adolescente
Un coach trabaja como un acompañante que no juzga, que hace preguntas poderosas y que impulsa al adolescente a descubrir sus propias respuestas. No se trata de decirles lo que deben hacer, sino de guiarles para que aprendan a decidir con criterio y responsabilidad.
Por ejemplo, un joven que se siente incapaz de hablar en público en clase puede trabajar con un coach para identificar qué creencias limitantes lo frenan y qué habilidades ya posee que le pueden ayudar. A través de ejercicios prácticos, puede preparar una estrategia que le dé confianza y le permita afrontar esa exposición oral de otra manera.
Otro caso frecuente es el de los adolescentes que se sienten desmotivados en sus estudios porque no encuentran sentido a lo que hacen. Un coach puede ayudarles a conectar lo que aprenden con sus intereses y metas personales. De esta forma, en lugar de estudiar por obligación, lo hacen con una visión más clara de para qué sirve ese esfuerzo.
También es muy común que un adolescente tenga conflictos con sus padres porque siente que no lo entienden. El coaching aquí ofrece un espacio para que el joven aprenda a comunicar sus emociones con más asertividad y, a la vez, a escuchar el punto de vista de los demás sin sentirse atacado. Esa mejora en la comunicación puede transformar la dinámica familiar.
Ventajas del coaching frente a la psicología en este contexto
Lo que más valoran muchos adolescentes del coaching es que no lo sienten como un “tratamiento”. No hay etiquetas, ni sensación de que algo “anda mal” con ellos. Se trata de un proceso que transmite frescura, que habla su mismo idioma y que se centra en el crecimiento.

Además, los encuentros con un coach suelen ser dinámicos, orientados a la acción y con resultados visibles en poco tiempo. Esto resulta especialmente atractivo para los adolescentes, que tienden a desmotivarse si no ven cambios concretos.
Otro punto a favor es que el coaching fomenta la autonomía. En lugar de darles soluciones, empuja a los jóvenes a que construyan las suyas. Esa independencia es clave en una etapa donde empiezan a definirse como personas y a tomar decisiones que marcarán su futuro.
Una herramienta para crecer con confianza
El coaching no pretende sustituir la importancia de la psicología cuando hay un problema clínico, pero sí se presenta como una alternativa muy útil cuando lo que el adolescente necesita es acompañamiento, motivación y claridad. En un mundo lleno de incertidumbre y sobreexigencias, contar con un coach puede marcar la diferencia entre sentirse perdido o sentirse capaz de afrontar los retos con confianza.

En definitiva, el coaching ofrece a los adolescentes un espacio donde pueden expresarse sin miedo, descubrir sus fortalezas y aprender a tomar decisiones conscientes. Les da herramientas prácticas para gestionar la presión, mejorar sus relaciones y encontrar sentido a lo que hacen. Y lo mejor es que lo hace desde un enfoque positivo y orientado al futuro.
La adolescencia es una etapa para explorar, equivocarse y aprender. Con la guía adecuada, en lugar de convertirse en un tiempo de confusión, puede transformarse en un periodo de descubrimiento y crecimiento personal. El coaching, con su frescura y practicidad, puede ser el aliado perfecto para acompañar a los adolescentes a brillar con su propia luz.


